Este planeta apesta y es por culpa vuestra,
el Juicio Final tendré mi mejor sonrisa puesta.
Suenan trompetas en el cielo, en esta orquesta
se tocan los duelos con maracas y acordes de fiesta.
Cago en tu tumba con mi mejor ropa puesta,
que a mí mancharme de mierda no me molesta.
A mí me cuesta mirar y ver lo que habéis creado:
una jaula gigante para el ganado.
Mil tornados y tsunamis se nos lleven
y el que tenga el alma limpia que se eleve.
Todos al infierno de cabeza, al mundo donde nunca llueve,
al mundo al que se mudan los pobres cuando se mueren.
Toca pagar lo que se debe, hacer las cuentas
de nuestra caja B de criaturas muertas.
Solo la mano de Dios nos dará la paz,
hoy mi coro canta en el sermón de Jeremiah Hatch.
Mira, el final es para todos igual,
la vida es un salto mortal predestinado a salir mal,
¿Y qué más da si nos vamos todos ya
y dejamos a la Tierra sola como se merece estar?
Aquí los dioses le deben cuentas al karma
y los hombres se sienten dioses si empuñan un arma.
No tienen alma, la pierden cuando se infectan,
no hay calma después de la Tormenta Perfecta.
Esta es mi secta, yo no vendo nada, doy el cielo
en un vaso con zumo de uva, cianuro y hielo.
Rápate el pelo al cero, hazte fan de Bjork,
hazte un agujero nuevo para que oigas mejor.
Di: "¡Señor, sí, señor!" cuando pase revista,
es el último fiestón y tenemos tu nombre en lista.
Si no me engaña la vista mira, aquí lo pone,
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